Por: El Mojado
La alegría de los aficionados cruzazulinos por la obtención del noveno título de liga no podría entenderse en su magnitud, de no ser por lo vivido seis meses antes en el club.
El 7 de diciembre de 2020, justo en el aniversario 23 del que hasta entonces era el último campeonato cementero, las portadas de los diarios deportivos de México decían “La peor cruzazuleada imaginable”, “La madre de las cruzazuleadas” y “Estás maldito”, ante la derrota de 4-0 que sufrió La Máquina contra Pumas en las semifinales del Apertura 2020, con la que echaron por tierra una ventaja de cuatro goles que habían obtenido en el juego de ida.
Fueron días difíciles para mi como aficionado azul: durante varias semanas evité el tema de mi equipo de futbol y estaba tan sensible con la histórica derrota contra Universidad, que las menciones de Cruz Azul me hacían llegar a emociones tan variadas como la rabia o hasta el llanto.
Fueron días difíciles también para la institución: Victor Velázquez, el nuevo encargado del equipo de futbol y la empresa cementera, incluso publicó un comunicado en redes sociales, en el que aseguraba que se revisaría el desempeño de cada futbolista y el entrenador para entender las razones de una derrota tan estrepitosa, algo que para mi gusto fue excesivo
Cruz Azul despidió a Robert Dante Siboldi, quien de no ser por esos noventa minutos, habría tenido un trabajo excepcional con el equipo cementero. Hubo infundadas acusaciones de amaño de partidos dentro del mismo vestidor de Cruz Azul, algo en lo que hasta varios aficionados celestes creyeron.
Cruz Azul hizo intentos por contratar entrenadores más mediáticos, pero también más caros, hasta que se encontraron con Juan Reynoso, entre dudas de la afición y los medios. Esas dudas se incrementaron con los primeros resultados del entrenador peruano: dos derrotas de dos para iniciar el torneo.
El mismo día de la segunda derrota, se filtró en redes sociales un video del delantero uruguayo Jonathan Rodríguez en una fiesta, con la ropa de concentración del equipo. La Máquina iba directo a descarrilar.
¿Cómo pudo un equipo devastado, con una figura que presionaba para salir, conseguir el récord de triunfos consecutivos, el récord de puntos y el campeonato de Liga en solo unos meses? Todo se lo debemos a Reynoso.
Cruz Azul, de la mano del técnico peruano, entendíó que necesitaba ganar a como diera lugar. Reynoso reconoció los ajustes necesarios en su equipo: entregó nuevas responsabilidades a jugadores que ya eran figuras y logró conseguir un orden defensivo sobre el que basó el éxito.
Entre enero y mayo de 2021, después de las dos derrotas iniciales de su primer torneo con Cruz Azul, el equipo de Reynoso solo perdió un juego, el de ida de cuartos de final contra Toluca.
Cruz Azul después ganó el segundo partido a Toluca, y ganó en el marcador global a los Diablos. En semifinales, ante un Pachuca que había hecho goles a destajo, Cruz Azul también venció en el marcador global.
Para la final, Cruz Azul enfrentó a Santos, pero sobre todo a su historial de derrotas, a los tan mencionados fantasmas y hasta al peso de las cruzazuleadas. Y pese a que los de Torreón empataron el marcador global en el primer tiempo del juego de vuelta, cuando Cruz Azul se decidió, hizo parecer fácil neutralizar a Santos y definir el campeonato.
El noveno campeonato de liga se construyó después de una derrota histórica y dolorosa como pocas, pero una serie de buenas decisiones ha traído la tan esperada estrella a Cruz Azul.
La principal diferencia la sentimos los celestes: si hace seis meses algunas frases sobre nuestro Cruz Azul nos provocaban el llanto de tristeza, hoy, a casi una semana del campeonato, todavía nos sorprenden las lágrimas de la emoción de haber conseguido ya el título que tardó en llegar 23 años. Ojalá la décima no espere tanto.