Por Mon Bermar.
Llega a México la obra del artista británico Damien Hirst titulada Vivir para siempre (por un momento), la cual busca examinar la muerte desde múltiples puntos de vista y explorar los medios que encontramos para superar el agobio de su inevitabilidad, ya sea a través de las ciencias médicas, la religión, el arte, la historia, la belleza, la naturaleza, incluso, la riqueza y el poder. Juega con dos elementos humanos, el horror y el miedo, lo que confiere a su práctica un tono gótico contemporáneo. Al situar la muerte como parte de la cultura, provoca un debate entre las actitudes que tenemos para preservar la vida y el arte que surge de lo cotidiano.
Muchas de las obras se han convertido en íconos culturales, sensacionalistas y hasta algunas veces, polémicos. La serie Natural History (Historia natural), muestra animales conservados en formaldehído y expuestos en tanques. Sus Medicine Cabinets (Gabinetes de medicina) llenos de productos farmacéuticos y sus lienzos cubiertos con alas de mariposas, aluden a momentos de trascendencia del mundo material. Las Spot Paintings (Pinturas de puntos) son las obras más famosas, ya que sus composiciones aparentemente sencillas, repetitivas y casi decorativas, cuestionan el arte como expresión única. Y su obra más reciente Cherry Blossoms (Cerezos en flor) una oda al simbolismo de las flores que pasan por un momento transitorio de primavera a invierno y viceversa, lo que demuestra un constante retorno y trascendencia.
Hirst también pone de manifiesto la conexión especial con la cultura mexicana que abraza la imagen de la muerte como parte de la vida se personifica en For the Love of God (Por el amor de Dios) -un molde de un cráneo humano con incrustaciones de diamantes que se cuenta entre las obras de arte más caras jamás producidas-, inspirado en parte en los cráneos decorados de la cultura azteca.
La exposición, ubicada en CDMX, estará hasta el 25 de agosto de 2024.